La Tercera Revolución Industrial, Internet y Energías Renovables.
El otro día tuve la oportunidad de volver a leerme parte del contenido del libro “La Tercera Revolución Industrial” del economista americano Jeremy Rifkin. En mi lectura pude volver a recordar muchas de las ideas y principios que el autor propone en su nuevo término, y sobre todo resaltaría el papel que pueden jugar dos pilares como son Internet y las Energías Renovables.
Según afirma Jeremy Rifkin, las grandes revoluciones de la historia acontecen cuando las nuevas tecnologías de la comunicación convergen con nuevos sistemas energéticos. Todo nuevo régimen energético posibilita la generación de una mayor actividad económica interdependiente y la expansión de los intercambios comerciales, al tiempo que facilitan unas relaciones sociales más densas e inclusivas.
En esta nueva Revolución, Internet y las energías renovables formarían parte de una poderosa nueva infraestructura para una Tercera Revolución Industrial (TRI) que cambiaría el mundo. La democratización de la energía traerá consigo una reorganización de las relaciones humanas, que repercutirá en la manera misma en la que hacemos negocios, gobernamos la sociedad, educamos a nuestros hijos y nos implicamos en la vida cívica.
Contexto Actual
Existen las previsiones que para 2020, la UE obtendrá de fuentes verdes una tercera parte de su electricidad. Eso significará la digitalización de la red eléctrica para gestionar las energías renovables intermitentes que le proporcionarán decenas de miles de productores locales de energía. Cuando la cantidad de energía renovable intermitente sobrepase el 15% de la generación total de electricidad, también será indispensable, como es lógico, desarrollar y desplegar con rapidez tecnologías de almacenaje basadas en el hidrógeno u otros elementos por toda la infraestructura de la Unión Europea, pues, de no ser así, gran parte de esa electricidad se perderá.
La democratización de la información ha alterado de manera tan significativa la naturaleza misma del comercio global y de las relaciones sociales como la revolución de la imprenta lo hizo a principios de la era moderna. Imaginemos ahora el impacto que probablemente tendrá la democratización de la energía en el conjunto de la sociedad cuando se gestione mediante la tecnología de Internet.
La extensión y consolidación de este nuevo modelo económico es especialmente relevante para los países en vías de desarrollo. No podemos olvidar que el 40% de la raza humana sobrevive con una renta muy baja, en situación de extrema pobreza, y que la inmensa mayoría carece aún de suministro eléctrico. Sin acceso a la electricidad, carecen, de manera literal y figurada, de energía. El factor más importante para sacar de la pobreza a cientos de millones de personas es que éstas dispongan de un acceso fiable y asequible a la electricidad verde. Cualquier otro tipo de desarrollo económico es imposible sin ese acceso.
Esta nueva Revolución Industrial, en la que las energías renovables, solar, eólica, geotérmica, hídrica y biomasas, se distribuirán de manera generalizada, es inmejorablemente adecuada para despegar en el mundo en desarrollo. Se disponen de los conocimientos científicos, de la tecnología y de la estrategia necesarias para que eso suceda.
- La energía eólica es inagotable, limpia y gratuita. Y sus principales inconvenientes son su discontinuidad (no siempre hay viento) y ser agente de cambios en el paisaje ambiental al instalarse sus torres aerogeneradoras.
- La energía solar, al igual que el viento, es limpia y gratuita, pero es intermitente (reduce su potencia los días nublados) y para su transformación en energía eléctrica se necesita de una tecnología de alto costo.
- La energía hídrica también es casi infinita y ecológica, pero entre sus inconvenientes se encuentran en los períodos de sequía y en que la creación de embalses provoca un alto impacto ambiental.
- La biomasa no emite gases que provocan el efecto invernadero y su uso como carburante en motores de combustión interna reduce el uso de los motores convencionales que producen altos índices de contaminación. Su principal desventaja es que se necesita una gran cantidad de biomasa para conseguir la misma cantidad de energía con otras fuentes.
A lo largo de la historia, hemos observado que toda revolución industrial llega cuando aparece un nuevo método energético. Éste siempre requiere nuevas tecnologías para gestionarlo. En la primera revolución industrial la imprenta hizo posible el ordenamiento del carbón y el vapor. En la segunda, el teléfono, la radio y la televisión gestionaron el petróleo. En la tercera tenemos Internet, que se distingue por estar repartido, no centralizado, y funcionar en red. Cuando converja con estas nuevas energías descentralizadas, las renovables, tendremos un nuevo paradigma económico, millones de trabajos.
Todos vemos cómo esta economía impulsada por el petróleo y por otros combustibles fósiles, está llegando a un final peligroso. El precio del gas y de los alimentos aumenta, el desempleo continúa siendo elevado, el mercado inmobiliario está saturado, la deuda de los consumidores y de los Estados está descontrolada y la recuperación económica es cada vez más lenta. Para hacer frente a un posible segundo colapso de la economía global, la humanidad necesita urgentemente una estrategia económica sostenible que nos conduzca al futuro. La era de los combustibles fósiles, sobre las que se fundamentaron las dos revoluciones industriales anteriores, la del carbón y luego la del petróleo, “está llegando a un final peligroso”.
En el libro “La Tercera Revolución Industrial”, Jeremy Rifkin expone cómo la fusión de la tecnología de Internet con las energías renovables dará lugar a un nuevo y potente modelo económico. En el futuro, nos dice, centenares de millones de personas producirán en sus casas, en sus oficinas y en sus fábricas su propia energía verde y compartirán unas con otras una “Internet energética”, del mismo modo en que ahora creamos y compartimos información en línea.
Rifkin describe el modo en que los cinco pilares de la tercera revolución industrial crearán miles de nuevos negocios y millones de empleos, lo cual traerá consigo un reordenamiento fundamental de las relaciones humanas desde el poder jerárquico hasta el poder lateral, que influirá en la manera en que dirigimos las empresas, educamos a nuestros hijos y nos implicamos en la vida pública.
La necesidad de un cambio de paradigma se fundamenta en que cuando la economía se ponga en marcha en todo el planeta se producirá una nueva alza del petróleo que a su vez disparará los precios de todos los productos que nos detendrá nuevamente, por lo que estaremos arrancando y deteniéndonos siempre.
Rifkin señala como eje de ese cambio el hecho que centenares de millones de personas, pasen de solo consumir energía, a producir y consumir energía renovable. Una evolución parecida a la que sucede con la información en Internet, en la que el rol de productor y consumidor se unen en un solo individuo.
Se establecen cinco pilares de la Tercera Revolución Industrial:
- Transición hacia las energías renovables.
- Transformación del parque de edificios en microcentrales eléctricas que recojan y reaprovechen in situ las energías renovables.
- Despliegue de sistemas de almacenaje energético (p.e. hidrógeno) en todos los edificios y a lo largo de todas las infraestructuras para aprovechar la intermitencia de las energías renovables.
- Uso de la tecnología de Internet para la creación de una “Internet energética” compartida, generación local –in situ- de energía (millones de edificios convertidos en microgeneradores), cuyos excedentes se pueden compartir/vender en esa red energética.
- Transición de la actual flota de transporte hacia vehículos de motor eléctrico.
Conclusión.
La emergente tercera revolución industrial no solo debe cambiar nuestra forma de hacer negocios, sino también nuestra concepción de la política. Los viejos intereses del poder jerárquico de la segunda revolución industrial que prefieren un modo de pensar vertical, propietario, propenso a poner barreras, chocan con la fuerza descentralizadora y colaborativa de la tercera revolución (mentalidad lateral, transparencia, apertura…). Esto supone evolucionar la forma de dirigir empresas, la educación, la vida pública, etc.